Quisiera contarte un cuento de terror. No como los que se hacen por estas fechas de
mutilados y figuras deforme. Tampoco quiero decir romances tontos con vampiros
o de lobos, que a mi parecer es como tratar de tener un amorío con el bistec
que te sirven en la comida.
Lo que realmente te quisiera contar es la historia de una
enfermedad que transforma a los vivos en pedazos de carne con gritos indecibles
de desesperación y dolor. Sus cerebros registran todo este daño mientras que su
cuerpo está en un constante castigo por los gusanos comen su carne y todos sus
órganos internos. Sus intestinos se
desparraman por todos lados mientras algunos los tratan de regresar con sus
manos.
Esta infección diezma a miles diariamente en todo el planeta
y la humanidad está condenada. Los humanos, en su desesperación, buscan la cura
en muchos lugares. Muchas opciones son propuestas pero ninguna surte efecto.
Existe un poblado que tiene la cura para este mal. Pero
ellos prefieren no hacer nada. Cuando desean hacer algo, tal vez por
remordimiento o por sentirse obligados, ponen el antídoto a uno o a dos
mientras millones están condenados a convertirse.
¿Cómo podrá ser posible esto? ¿No tendrán consideración por
los demás? ¿Será el miedo que los hace quedarse inmóviles ante esta desgracia?
O ¿Es que no quieren salir de su zona de confort por alguien que ni conocen?
¿Quién será más humano los arrogantes que viven en ese poblado o los condenados
a ser los muertos vivientes?
Pues temo decir que, en esencia, todo esto es real. Miles de
personas mueren a cada instante del día yendo al infierno mientras nosotros,
“los cristianos”, no hacemos nada.
Testificamos solo a quien nos agrada o simplemente no nos
molestamos en hacerlo mientras cada segundo una fila de condenados hacen fila
para ir a su condenación.
El sufrimiento en su carne pútrida y huesos secos es su
único futuro por toda la eternidad. Sus peores pesadillas las vivirán a cada
instante mientras Satanás, y sus
huestes, tienen la única motivación de
hacer su estancia miserable. Tus seres queridos, familiares y amigos se acercan
a cada segundo al destino que a sido marcado desde el primer día que pisaron en
esta tierra ¿te agrada la idea?
Si te remuerde la conciencia, pide a Dios perdón y empieza a
salvar gente, pero si no te preocupa o no te interesa tal vez deberías
preguntarte si en verdad eres una víctima que juega a ser salvo.